lunes, 6 de octubre de 2008

CORRUPCIÓN, ¿UNA POLÍTICA DE ESTADO?

Para medir el deterioro de nuestra calidad ciudadana, podría establecerse un nuevo indicador, el índice nacional de evasión cívica (Indec) como referencia metafórica a nuestro silencio frente a los sucesos de destitución de la República; se trata de casos coyunturales publicados en los medios (Aerolíneas, YPF, las valijas, jubilaciones, casinos en red de testaferros, obra pública, tierras patagónicas, energía, la caja de los negocios, etc.), como estructurales, reflejados en un Congreso mayoritariamente obsecuente y un sistema judicial tomado como rehén por el Consejo de la Magistratura" (Sergio Bergman, "Un Indec para ciudadanos", Diario La Nación, 27/09/2008)
Después del desastre de la dictadura militar volvió la democracia, la esperanza de la mayoría fue ilimitada y justificada. Veinticinco años han pasado y desgraciadamente la política que más adhesión ha tenido entre los distintos gobiernos es la consolidación de la corrupción en todo lo que tenga que ver con el Estado y sus instituciones.
Año tras año la Argentina (da vergüenza escribir el nombre) ha descendido posiciones en el ranquing que Transparencia Internacional confecciona anualmente. Cada año nuestra Nación está más abajo en dicha clasificación lo cual evidencia que el paso del tiempo nos ha encontrado más corruptos, hasta llegar a lugares nunca antes sospechados.
¿Qué diría el ejemplar Lisandro de la Torre, cuyo busto en la estación de tren que lleva su nombre se muestra sin cabeza hace más de dos décadas, un hombre y político honesto cuyo fin era el bien de la Argentina y no el de su bolsillo ni el de sus parientes, ante el escenario actual en el que los políticos acumulan fortunas durante su gestión para terminar ricos y los habitantes son cada vez más pobres?
Corrupción y falta de educación tienen mucho que ver y están estrechamente relacionadas en esta triste situación en que la Argentina se encuentra.
Para una gran mayoría la corrupción, por su frecuencia, es vista cómo algo común y natural.
"Si todos roban porqué yo no voy a robar" dicen.
Y así está nuestro país en la actualidad, con políticos que llegan al poder sesgados por trascender y acumular riquezas que les permitan vivir como nunca antes imaginaron.
A tal punto que se ven obligados a nombrar testaferros y a veces es tanto el dinero mal habido que se ven impedidos de utilizarlo.
Dineros que en un primer momento eran bien habidos y pertenecían al Pueblo de la Nación Argentina y cuyo destino pasó a ser el patrimonio personal de unos pocos inmorales.
Hagamos un ejercicio de memoria sobre algunos de los escándalos de corrupción de las últimas décadas:
1) Los pollos de ...
2) Las valijas de ...
3) Las privatizaciones de ...
4) El Pacto de ...
5) La Tarjeta ...
6) Los fondos de la ... para acallar lo que sea y procurar que se diga lo que quiera el poder de turno.
7) Los desaparecidos Fondos de ...
8) Los datos estadísticos del I...
9) Nuevamente la valija ...
10) El dictado irrestricto de D.N.U.
Esto muestra a las claras que la corrupción argentina viene de tiempo atrás y que lejos de erradicarse se ha acrecentado y hasta se podría decir sistematizado y consolidado mediante un plan tácito entre la dirigencia política y la mayoría de una ciudadanía, que asiente y desiste de participar en defensa de las instituciones nacionales y de la dignidad humana con la secreta aspiración a poder también de algún modo participar de una porción de la torta que ven les toca a unos pocos.
La abrumadora decadencia que nos invade, que es inocultable, está presente en cada gestión de los funcionarios estatales en mayor medida y, en menor medida, en una ciudadanía que al parecer ha asumido que la corrupción es parte de la vida diaria nacional y que siendo imposible eliminarla por consiguiente se desentiende en la lucha contra ella.
"Si total el que viene será igual o peor que el que tenemos ahora"
Y así estamos a un cuarto de siglo del retorno de la democracia y el grado de corrupción se ha instalado implacablemente.
Al parecer resulta muy complicado, no digo eliminarla sino disminuirla. Solo la educación y un cambio de mentalidad en la mayoría de la población será la clave para que la Argentina desista de seguir en el camino que transita en la actualidad.
Corrupción que nos ha llevado a ocupar los últimos puestos entre los países más corruptos del mundo.
Finalizo con las palabras del Rabino Sergio Bergman en su artículo "Un Indec para ciudadanos" el 27/9/08 en el diario La Nación.
"La Argentina necesita ciudadanos. Las soluciones a nuestros problemas están en nuestras manos. Sólo una Argentina Ciudadana podrá recuperarse de la crisis de valores espirituales que padecemos. Para ello, necesitamos un nuevo Indec, no ya un instituto para dibujar la inflación, sino uno que dibuje la visión compartida de nación. Un Indec para ciudadanos, un índice nacional de esperanza y confianza"

Alejandro Olmedo Zumarán.

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