Ningún gobierno está obligado a dar propiedades ni dinero a persona alguna. Sí lo está a crear las condiciones para que a través del trabajo y Políticas de Estado eficientes todos puedan mediante el esfuerzo llegar a ser propietarios de la casa propia.
Pero la obligación esencial de todo gobierno es la de educar al soberano, sin educación sucede lo que estamos viviendo ahora. No hay cultura, valores ni preparación para comprender que el Estado no está obligado a dar Casas y Dinero a los habitantes del suelo Argentino. Llevamos tres generaciones de Argentinos que no saben lo que es trabajar.
Quién ha resumido esta tragedia de manera espléndida es una honorable y digna Mujer llamada Margarita Barrientos:
"Piden casas pero no piden trabajo"
Un pueblo que se maneja de esta forma está destinado al fracaso porque al haber renunciado a la Cultura del Trabajo y pretender que otros los mantengan asegura la pérdida de la dignidad humana y de la honestidad.
¿A costa de quién se les comprarán las casas y se les dará dinero a estos sujetos?
La respuesta resulta obvia, a costa de los que trabajan y pagan sus impuestos que serán destinados demagógicamen para quienes nada producen inducidos por un Estado ineficiente.
Un Estado que anuncia un crecimiento a tasas chinas y superavits históricos mientras la realidad muestra millones de personas en el país que no tienen comida ni trabajo ni casa que no quieren trabajar y exigen manutención alimentaria y domiciliaria gratuita.
Alejandro Olmedo Zumarán
Pero la obligación esencial de todo gobierno es la de educar al soberano, sin educación sucede lo que estamos viviendo ahora. No hay cultura, valores ni preparación para comprender que el Estado no está obligado a dar Casas y Dinero a los habitantes del suelo Argentino. Llevamos tres generaciones de Argentinos que no saben lo que es trabajar.
Quién ha resumido esta tragedia de manera espléndida es una honorable y digna Mujer llamada Margarita Barrientos:
"Piden casas pero no piden trabajo"
Un pueblo que se maneja de esta forma está destinado al fracaso porque al haber renunciado a la Cultura del Trabajo y pretender que otros los mantengan asegura la pérdida de la dignidad humana y de la honestidad.
¿A costa de quién se les comprarán las casas y se les dará dinero a estos sujetos?
La respuesta resulta obvia, a costa de los que trabajan y pagan sus impuestos que serán destinados demagógicamen para quienes nada producen inducidos por un Estado ineficiente.
Un Estado que anuncia un crecimiento a tasas chinas y superavits históricos mientras la realidad muestra millones de personas en el país que no tienen comida ni trabajo ni casa que no quieren trabajar y exigen manutención alimentaria y domiciliaria gratuita.
Alejandro Olmedo Zumarán
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