lunes, 27 de abril de 2009

UTOPÍAS.


Me gustaría que los trabajadores perciban un justo salario por su trabajo y lo suficiente para vivir con su familia dignamente.
Me gustaría que la riqueza sea distribuida de manera justa hacia los que menos tienen para que puedan vivir con dignidad.
Me gustaría que la educación no fuera privilegio de unos pocos y que estuviera al alcance de todos.
Me gustaría que los Colegios y Universidades Nacionales vuelvan a ser lo que fueron en cuanto a nivel de excelencia académica y que los Rectores, Directores y Maestros sean quienes decidan qué estudiar, como calificar y de ser necesario cómo sancionar, así como también todo lo que tenga relación con la actividad educativa.
Me gustaría que los maestros recuperen su prestigio y autoridad, sin depender de la voluntad o capricho de un niño o de un adolescente malcriado.
Me gustaría que la policía recupere su valor como fuerza de seguridad y pueda desempeñar su trabajo libremente dentro de las leyes que regulan su ejercicio.
Me gustaría que los que roban, secuestran, violan, estafan, torturan y matan sean juzgados y condenados a prisión cumpliendo una pena acorde al daño causado.
Me gustaría que los políticos corruptos y que corrompen sean juzgados y condenados a prisión por infames traidores a la Patria y que cumplan su pena en prisión con un agregado de inhabilitación de por vida para actuar como funcionarios públicos.
Me gustaría que la familia recupere el rol que tenía y vuelva a formar parte de la vida cotidiana en la Argentina.
Me gustaría que la vida sea respetada ilimitada e incondicionalmente y sin ninguna excepción desde el primer segundo de gestación.
Me gustaría que la mujer sea respetada y valorada para que pueda desarrollarse plenamente.
Me gustaría que los hombres también recuperen algo del rol perdido en estas últimas décadas y puedan cumplir su papel como padres, hijos, maridos, trabajadores y sostén de la familia.
Me gustaría que los Argentinos pensemos en la Nación además de pensar en si mismos. El bien de todos es siempre la suma y mas que el bien individual.
Me gustaría que no arrojemos papeles en la calle, que cedamos el asiento a una anciana o una embarazada en el colectivo, que demos prioridad de paso al peatón, que crucemos la calle por las esquinas y no por la mitad de las cuadras.
Me gustaría que las fiestas nocturnas para adolescentes comenzaran a las 21.00 hs y terminaran en horario acorde al principio de cuidado de esa edad en formación por ejemplo 02.00 de la madrugada
Me gustaría que dichas fiestas se realicen en colegios o en clubs de barrios y no en boliches que lucran sin importarles los riesgos a que están sometidos los participantes.
Me gustaría que los vendedores de drogas sean juzgados y condenados con severas penas
Me gustaría que el consumo de sustancias nocivas sea disminuido a través del fortalecimiento de la familia y la permanente educación en escuelas y clubes, para que nuestros hijos puedan desarrollarse plenamente y así vivir en forma digna y esperanzada.
Me gustaría que sea quien fuere el gobernante de turno, exhibiese a todos su declaración jurada de bienes y viva de su sueldo presidencial o de funcionario y no de los negocios espurios que todos conocemos.
Me gustaría que los gobernantes se ocupen seriamente, como lo hizo Domingo Faustino Sarmiento, de construir escuelas y alfabetizar la Nación.
Me gustaría que recuperemos el valor del trabajo, la necesidad imperiosa de contar con oportunidades y la dignidad que una labor estable proporciona a quien lo tiene.
Me gustaría que mediante el esfuerzo y el ahorro todos podamos algún día tener la casa propia.
Me gustaría que los profesionales universitarios reciban un sueldo digno y no se vean tentados a trabajar en otros empleos para los que no se necesita estudiar, con el solo objeto de aumentar sus ingresos, porque con esas actividades complementarias ganan más que ejerciendo como médicos, abogados, psicólogos, ingenieros, economistas o escribanos.
Me gustaría que el fútbol vuelva a ser un deporte y no un circo para que unos pocos se vuelvan millonarios.
Me gustaría que los medios televisivos volvieran a empezar su transmisión a media mañana y al cierre terminen con algún mensaje reflexivo para puntualizar la ética y los valores que queremos ver en nuestro pueblo.
Me gustaría que dedicáramos más tiempo a la lectura para que estemos informados.
Me gustaría que los distintos credos y religiones sean respetados y no denostados.
Me gustaría que nuestros hijos valoren nuestro esfuerzo y nos digan "Gracias Papá" "Gracias Mamá" ya que por el bien de ellos no dormimos, no nos compramos ropa y hasta a veces dejamos de comer para hacerlos felices y lograr que vivan una infancia sin apremios.
Me gustaría que también los padres recuperáramos nuestro lugar y perdamos el miedo a transmitir las buenas enseñanzas que recibimos de nuestros padres. Los niños tienen derechos pero también tienen obligaciones y una de ellas es respetar y obedecer al padre y a la madre.
Me gustaría que la leche vuelva a venderse en botella y con tapa de aluminio para que al destaparla se pueda comer la crema espesa que estaba arriba.
Me gustaría que los bizcochos de grasa tengan gusto a grasa y la manteca gusto a manteca.
Me gustaría que el agua sea clara y limpia y que el sol, como antaño, no nos dañe la piel.
Me gustaría que la mermelada viniese con trozos de durazno, cáscaras de naranja y que el yogur de frutilla tenga las frutillas enteras y no esas pastas de colores que traen ahora.
Me gustaría que los pollos tuviesen gusto y los tomates también.
Me gustaría que la fruta tenga gusto a fruta.
Me gustaría volver a escuchar en radio a Héctor Larrea, Cacho Fontana, Antonio Carrizo, acompañados por Mario Sánchez y Mario Sapag. Volver a ver en TV al Negro Alberto Olmedo con Javier Portales y emocionarme con las peleas de Carlos Monzón, Nicolino Loche y Víctor E. Galindez, cuando se paraba el país y los partidos de tenis de Guillermo Vilas jugando la Copa Davis a tribuna llena y ver telenovelas como cuando no perdíamos un capítulo de Rolando Rivas Taxista.
Me gustaría escuchar en vivo a Carlos Gardel que cada día canta mejor y escuchar al Maestro Astor Piazzolla.
Me gustaría que la justicia sea igual para todos.
Me gustaría escribir más pero con esto creo que es suficiente.
Una última reflexión:
¡Qué sería del hombre sin las utopías!

Alejandro Olmedo Zumarán.

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