"Atorranta"
"El significado de la palabra «atorranta» es: «persona desfachatada, desvergonzada, vago, holgazán, vagabundo sin domicilio fijo». Seguramente el diputado que gritó a su colega «atorranta» en el Congreso, lo que fue registrado por las cámaras de TV, no quiso decir a su colega que era una vaga o que no tenía domicilio fijo.
"Es triste el nivel a que estamos llegando en la Argentina. La degradación de las instituciones se ha extendido a quienes las integran. El grito, el insulto, la descalificación, la acusación a quien sólo opina diferente es moneda corriente entre los políticos argentinos. Estas conductas desdorosas no sólo se ven en la política, sino en la cola de la verdulería, del supermercado, de los tribunales de justicia, al subir a un colectivo.
"Creo que la Argentina está arribando a niveles insospechados que si fueran vistos por nuestros padres, abuelos y por políticos como Lisandro de la Torre, por ejemplo, sufrirían un gran pesar y se preguntarían: ¿qué hemos hecho para que este país haya llegado a convertirse en este conventillo actual? Estoy muy decepcionado, desesperanzado y no veo cuál es la salida para que los «atorrantes» dejen de ser los protagonistas del país."
"El significado de la palabra «atorranta» es: «persona desfachatada, desvergonzada, vago, holgazán, vagabundo sin domicilio fijo». Seguramente el diputado que gritó a su colega «atorranta» en el Congreso, lo que fue registrado por las cámaras de TV, no quiso decir a su colega que era una vaga o que no tenía domicilio fijo.
"Es triste el nivel a que estamos llegando en la Argentina. La degradación de las instituciones se ha extendido a quienes las integran. El grito, el insulto, la descalificación, la acusación a quien sólo opina diferente es moneda corriente entre los políticos argentinos. Estas conductas desdorosas no sólo se ven en la política, sino en la cola de la verdulería, del supermercado, de los tribunales de justicia, al subir a un colectivo.
"Creo que la Argentina está arribando a niveles insospechados que si fueran vistos por nuestros padres, abuelos y por políticos como Lisandro de la Torre, por ejemplo, sufrirían un gran pesar y se preguntarían: ¿qué hemos hecho para que este país haya llegado a convertirse en este conventillo actual? Estoy muy decepcionado, desesperanzado y no veo cuál es la salida para que los «atorrantes» dejen de ser los protagonistas del país."
Alejandro Olmedo Zumarán
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