Aprender de una derrota
Alejandro Olmedo Zumarán
Señor Director:
Quizá nunca la Argentina estuvo tan cerca de ganar la Copa Davis como en esta edición 2008.
Se vislumbraba que este era el momento, todo estaba dado para que la Argentina inscriba su nombre en la ensaladera de plata por primera vez, pero la imprevisión, la inmadurez y el egoísmo de algunos que piensan en si mismos y no en función de lo mejor para un equipo hicieron realidad lo que el viernes 21 de noviembre parecía imposible.
Las palabras del Capitán argentino Alberto "Luli" Mancini en la conferencia de prensa no pudieron ser mas ajustadas a este triste presente.
"Sin duda que era hora de hablar de tenis y no de la sede y ni si había plata o no. Se politizó todo, y no sé si nos desconcentró, pero sí se perdió un poco el foco".
Aunque estas palabras reflejan el reconocimiento de errores que no se deberían haber cometido y sean tardías nunca más se debe permitir que en un equipo se privilegien los pedidos de uno por sobre los de los demás.
El hecho de que uno sea el líder no debiera justificar desatender a los otros integrantes que también forman parte del conjunto. En un equipo ninguno es más importante que el otro.
Así como muchos creían que después de Vilas y Clerc no habría otra oportunidad de volver a ganar la Copa Davis, dos décadas después la Argentina ha llegado a dos finales, seguramente habrá más oportunidades, esta no pudo ser por errores que incluyen a la dirigencia y al equipo completo.
Hay que aprender mucho de esta derrota para que no vuelva a ocurrir lo mismo
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