sábado, 29 de agosto de 2009

ARGENTINA... EL REINO DE LA INMORALIDAD.


Quizá una de las explicaciones de lo que ocurre en la República Argentina es la "Crisis Moral de la Mayoría de la Sociedad" que justo ocurre cuando gobiernan dos de los más inmorales sujetos de la historia nacional acompañados por un grupo que obedece sin inmutarse las ordenes más inmorales que jamás se hayan dado a un grupo de dependientes.
Hace años nos sorprendíamos con el pase al partido oficialista de un hombre que había sido elegido representando a la oposición, más cerca en el tiempo tenemos el caso de un vicepresidente que abandonó su partido original para integrar las filas del partido gobernante del cual se alejó y aunque hoy forme parte del gobierno es opositor al mismo. En los últimos días conocimos el caso de dos mujeres, una fue quien posibilitó el tratamiento de un proyecto de ley tan inconstitucional como la mayoría de los que aprueba la bancada oficialista previa orden de su madamás y dejando mal parado a su socio de más de veinte años, la restante se fue del oficialismo emitiendo juicios muy duros contra el mismo pero ahora que formaba parte del gobierno opositor de Santa Fe dejó su puesto para ocupar otro en el gobierno nacional.
No es de extrañar que esto ocurra en Argentina. Si repasamos los hechos, la moral en la República ha dejado de existir casi simultáneamente con la independencia de los poderes y el cumplimiento de los principios constitucionales.
Leyes que prorrogan las inconstitucionales facultades legislativas, expresiones que confirman sujetos inconfirmables, las estadísticas y metodología del INDEC, la actual estructura del Consejo de la Magistratura, proyectos que intentan regular los precios de los alquileres, la intromisión del Estado en negocios deportivos con fines poco claros o mejor dicho nada claros, una ley de radiodifusión que según expresaron analistas internacionales es similar a la que rige en la Venezuela del caudillo petrolero hacen presumir que en la Argentina no hay ningún límite al poder desmedido, descontrolado y compulsivo de un hombre y una mujer atrapados en su eterna lucha donde los enemigos brotan a borbotones en sus psiquis endebles y tan proclives a ver conspiradores y modelos que nunca existieron ni transformaron nada y menos combatieron la pobreza, la desigualdad, la injusticia, la inseguridad, el narcotráfico, el analfabetismo, la corrupción y que por el contrario han abierto el camino para que la Argentina se convierta en el "Reino de la Inmoralidad". Al parecer quién no sea "Inmoral" no tendrá lugar en este país, y no me refiero solo a quienes integran el oficialismo sino a la mayoría de una sociedad contagiada gravemente por esta enfermedad que se extiende en forma fulminante a todo el país en mayor medida que cualquier pandemia conocida anteriormente.
Argentina no tiene solución ni la tendrá mientras la pandemia de la "Inmoralidad" continúe extendiéndose implacablemente a todos los seres de esta Nación.
La minoría que se resiste a ésta pasa y pasará momentos tristísimos ya que será perseguida, actualmente lo es, quién no se enferme será perseguido por los enfermos para lograr su contagio o por el contrario acusarlo por no dejarse contagiar. Lo ocurrido con los cuatro ejemplos descriptos al principio de este escrito lo demuestra quien se contagió no tuvo problema y quien no sí que los tuvo. Quien se mantenga inmune al contagio será aislado y se informará a la sociedad mayoritariamente enferma que este ser humano no es digno por estar fuera del alcance del contagio y será discriminado por los principales padrinos de la "Inmoralidad".
Argentina no tendrá salida mientras los que sufren esta enfermedad sigan manejando la Nación, por el contrario nos hundiremos aun más.
Los inmorales al igual que los psicópatas no sienten culpa alguna por eso lo preocupante de la situación en la que vivimos. Solo queda un paso más para que la Argentina entre al "Paraíso de la Inmoralidad" que reina en otras tierras como la Cuba Castrista y la Venezuela caudillista donde la moral ha desaparecido por completo.

Alejandro Olmedo Zumarán.

1 comentario:

Juan Manuel Bulacio dijo...

Es triste la realidad, Negro. La inmoralidad, la psicopatía y el cinismo reinan. A esto sólo podemos oponernos desde la honestidad, el compromiso y la búsqueda de la verdad. No debemos desfallecer. Con o sin resultados evidentes aportes positivos mejoran la sociedad y a nosotros mismos. Aunque a pocos le importe, aunque no se sepa. Muchas veces, el valor no está dado por el premio sino por lo que se busca. Un abrazo. JMB