viernes, 25 de marzo de 2011

LA ARGENTINA QUE YO VEO Y LA QUE NUNCA VERÉ.

Llegando a la mitad de un centenario de existencia me pregunto si algún día veré aquella Argentina sobre la que algunos me han hablado y que era un país prospero, rico que estaba entre las siete potencias más importantes del planeta y que amenazaba el liderazgo de las principales potencias.
Cuando comencé a tener razón me enteré que hubo un presidente honesto llamado Arturo Illía cuyo sobrenombre era "La Tortuga". Fue derrocado por una dictadura militar, de ahí en más el país se vio envuelto en una lucha entre los terroristas, Perón y los militares. En 1973 retorna al país luego de muchos años de exilio Juan Domingo Perón, para intentar lograr instaurar algo de orden que los distintos gobiernos militares y democráticos no habían podido imponer. Estaba gravemente enfermo y mayor, no obstante se presentó a las elecciones después de que los candidatos que lo representaron cuando estaba proscripto renunciaron luego de 49 días de terror ganando por abrumadora mayoría. Como Vicepresidente fue su mujer, una mujer de vida ligera. Poco es lo que Perón pudo hacer en un país donde las muertes por atentados terroristas se repetían hora tras hora acompañados de las contraofensiva de la Paramilitar Triple A. Al morir Perón, su mujer asume el poder y la calamidad fue aún mayor. Descarrilado el país totalmente es derrocada por una junta militar a la que anteriormente el gobierno peronista y por medio de un decreto le había ordenado aniquilar el accionar subversivo. El terrorismo había intentado voltear el gobierno democrático de Perón para establecer una dictadura de izquierda cometiendo 21655 atentados entre 1969 y 1979 matando miles personas.
La gran mayoría de la gente tenía esperanzas de que el país comenzara de una vez por todas a crecer y la Argentina volviera a ser lo que alguna vez fue y se creyó que podía ser.
Los militares combatieron el terrorismo sin códigos, o mejor dicho con los códigos que los franceses aplicaron en Argelia fue así como desaparecieron terroristas, nunca informaron donde los detuvieron ni dieron información alguna a sus familiares y menos el por qué de su detención. Es cierto que la mayoría de las víctimas eran terroristas, pero esto no puede justificar este modus operandi de los militares que resultó condenable e injustificado. Se detenía en centros clandestinos de detención, se torturaba y se mataba en muchas ocasiones, en otras no, a los detenidos pero nunca nadie sabía nada de estos operativos que eran realizados de la misma manera por los terroristas.
En cuanto a lo político y económico el gobierno militar fue un desastre, corrupción, malas políticas económicas, la declaración de la Guerra a Inglaterra por las Islas Malvinas produjo nuevamente miles de muertes logrando que luego de siete años las urnas volvieran a ser protagonistas.
Otra esperanza se abría para la Argentina con el retiro de los militares y el retorno de la democracia, el gobierno de todos y para todos. Todos los partidos políticos se prepararon, luego de una campaña entusiasta y la quema del cajón por parte de Herminio Iglesias, ganó Raúl R. Alfonsín en quien se depositaron nuevamente todos los deseos de buenos augurios.
"Con la democracia se come, se educa y se cura" dijo el caudillo radical. Terminó yéndose seis meses antes de terminar su mandato con una inflación de mas del mil porciento mensual, sin luz, sin teléfonos, sin televisión, con desabastecimiento de alimentos y nafta, en fin un nuevo fracaso.
Asumió Carlos Menem que prometía salariazo y revolución productiva mientras se alineó con los políticos más liberales aplicando estas políticas económicas. Llegaron las privatizaciones de todas las empresas públicas que hasta ahora habían dado pérdidas además de pésimos servicios. Para lograr tener un teléfono había que pagar 5000 dólares a modo de coima para que lo instalaran en un domicilio.
Se estableció la paridad del peso con el dólar 1 a 1. Esto se prolongó durante una década, la corrupción hizo que el gobierno Menemista a pesar de una primavera exitosa resultara otro fracaso, entregando el poder al grupo de la Alianza integrado por Fernando de la Rúa y Carlos Álvarez, quienes poco pudieron hacer frente a un país endeudado, sin rumbo y con las fuerzas populistas y de ultra izquierda pidiendo volver a las políticas del pasado criticando el neoliberalismo a ultranza impuesto por Menem. Las políticas fueron nefastas pero lo fueron y pocos dicen el porqué. Lo que imperó en cada una de ellas fue la corrupción que fue protagonista en el escenario político nacional, recordemos los pollos de Mazzorín, las cajas PAN y las escandalosas privatizaciones, los sobresueldos, las valijas de Amira etc. Con altísimos niveles de corrupción como siempre hubo en la Argentina ninguna política puede tener éxito ni llegar a buen fin. El sueño de la Alianza terminó pronto y luego de que cinco presidentes asumieran en una semana, se eligió Presidente interino Eduardo Duhalde que con su ministro de economía Roberto Lavagna pusieron algo de orden a las cuentas sumado esto al comienzo de la suba de los precios internacionales de la soja, la economía comenzó a reestablecerse. El asesinato de dos activistas hizo que Duhalde acelerara su partida convocando a elecciones.
Su rencor a Menem hizo que suprimiera las internas abiertas permitiendo de esta manera que Néstor Kirchner compitiera en las presidenciales contra el riojano, ganó este último como primera minoría pero intuyendo una contundente derrota en el balotaje frente a Kirchner no se presentó y llegamos a 2003 con Kirchner en la presidencia, otro peronista.
Lo que hemos visto en estos últimos ocho años, yo no lo había visto ni advertido anteriormente. Puede ser que haya sido igual antes pero personalmente opino que nunca percibí un deterioro tan evidente y monstruoso de la Argentina y esto abarca cualquier área ya sea política, humana, económica, institucional y social.
Observo que todos estos ex gobernantes se enorgullecen aún hoy de sus anteriores gestiones y brindan datos de las mismas. "Dejé el país con cincuenta mil millones de reservas", "Todos podían viajar a Europa" "Ganaban en dólares" "Crecimos a tasas chinas" "El desempleo es de un dígito" "La inflación es 0,6" "Quién ordenó las cuentas fue nuestro gobierno" etc, etc.
Creo que este es el peor momento de los doscientos años de vida de la Argentina y pocos percibimos lo que podría ocurrir de seguir tironeando de la cuerda como lo estan haciendo algunos mientras la mayoría de los argentinos mira para otro lado.
Haciendo un mea culpa la responsabilidad no es solo de los políticos sino de la mayoría de los Argentinos que solo reacciona si compruba que su bolsillo está siendo vaciado sin justificación alguna pero no si el bolsillo vaciado es el de su vecino. La mayoría ha permanecido callada ante los mayores actos de corrupción y la aplicación de políticas inmorales por el hecho de que a ella no la afectara.
A nadie le interesa que hoy se hagan negocios millonarios con la plata de los impuestos que aportamos los argentinos, si a cambio no lo perjudica en su empresa, fábrica o negocio, mientras a estos expertos de la omisión y el dejar hacer no les toquen sus intereses darán el visto bueno para que las autoridades hagan cualquier cosa.
Juzgar a quién piensa diferente o a solo una de las partes que inició la guerra de los setenta tampoco, mientras a mi no me toque sigan para adelante pareciera decir la mayoría de los argentinos. Procesar por evasión impositiva a un opositor y a otro nombrarlo miembro de la Corte Suprema no produce la más mínima reacción ni reflexión para millones de argentinos que ven esto como una circunstancia normal de la política nacional.
Llego al final de estas líneas comprobando que no hay ningún referente serio y en serio en el cual los argentinos que tenemos casi medio siglo podamos apoyarnos, hemos sido muy jóvenes para conocer a Arturo Frondisi del cual algunos hablan muy bien. Pero hemos conocido mucho a los militares, a los terroristas (actualmente los vemos todos los días), a los que recitaban el Preámbulo de la Constitución Nacional y luego firmaron El Pacto de Olivos con Menem destrozando la Constitución de 1853 produciendo un perjuicio a todos los argentinos que solo se solucionará si algún día se vuelve a la anterior Carta Magna. Conocimos también a los que clamaban por su honestidad y luchaban contra la corrupción y ante el primer problema dejaron su cargo para debilitar al presidente de entonces y conocemos muy bien a los últimos que han terminado de dilapidar todas y cada una de las instituciones que aún quedaban en pie antes de 2003.
Todo esto ha sido posible gracias a la mayoría de los Argentinos NI, no me importa ni me interesa.
Días atrás en una mesa con gente para la cual trabajo integrada por empresarios y gente del circuito financiero vinculados a los grandes números afirmaban:
Cristina gana con el 52 % de los votos, no puede perder. Sentí impotencia y pregunte:
¿Pero cómo sabés que gana?
Y están contentos, nunca nadie ganó tanta plata, el campo gana plata.
Si pero no gracias al gobierno sino a los precios internacionales, respondí y el financista me dijo si pero calculá que las retenciones podrían haber sido mayores...
Otro de los integrantes de la mesa agregó:
Los empresarios han ganado mucho dinero, pero mucho.
Volvió a hablar el integrante de los mercados financieros:
Nosotros nos hemos hecho ricos, ganamos mucho dinero y continuó:
Si preguntás a quién van a votar, nadie de estos te va a decir a Cristina por vergüenza, pero la van a votar, han ganado fortunas.
Quedé atónito, sin palabras y comprobé que esos seis hombres eran un reflejo mayoritario de lo que es la sociedad argentina actual, plata, dinero a cualquier precio no importando cómo.
Y la otra reflexión a la que llegué es que además de tener un país habitado en gran parte por gente cínica el gobierno actual ha gobernado para los sectores con más poder adquisitivo dándoles grandes prebendas porque conformar a las clases altas es mucho más arduo que hacerlo con las clases más desposeídas a las que con 134 pesos de asignación universal por hijo, algún plan trabajar de seiscientos pesos, unas bolsas con productos de los alimentos más baratos de la canasta familiar y alguna que otra migaja más se los conforma.
Pienso desilusionado en que no tenemos solución ni referentes en este país, busco y no los encuentro en la política, repaso y groso modo rescato tres: Maradona, el médico, Esteban Laureano, René Favaloro que no pudo resistir vivir en un país desinteresado, sordo y ciego que no ve más allá de sus narices y Margarita Barrientos una mujer que da de comer a chicos pobres todos los días y ha hecho escuelas, salas de medicina y se esfuerza para que los chicos se eduquen y aprendan a vivir en familia dando ella el ejemplo solo con los hechos, no es política ni quiere serlo.
¿Será que la política no es para los Ricos de Espíritu?

Alejandro Olmedo Zumarán.

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