El argentino David Nalbandian se adjudicó en Sidney, Australia el décimo torneo profesional de su carrera tenística. Luego de realizar una gran faena en Gualeguaychú donde fue gran protagonista de una comparsa realizó una aceptable labor venciendo al ex-número 1 Lleyton Hewitt que hacía varios meses que no jugaba en dos ajustados sets. Luego, beneficiado por la derrota del primer clasificado Novak Djokovic que al parecer no encuentra el nivel de 2008, venció en la final al finés Jarkko Nieminen un digno top 40 del circuito de la ATP, 6/3- 6/7 (9)- 6/2.
Tras ir ganando 6/3 y 5/3 el de Unquillo dejó pasar una oportunidad inmejorable perdiendo el segundo set por 7/6 luego de un tie break para el olvido que finalizó cuando sin tomar conciencia de lo que hacía Nieminen cambió su táctica de servir al revés del argentino conectando un primer saque al drive que fue dejado en la red por Nalbandian.
El perdedor intentaba decidir el duelo enviando sus tiros al mejor golpe del cordobés o sea su revés. No advertía que el argentino comenzaba a sentir, tal es su costumbre, el cansancio y fallaba mucho por el lado del drive. Esto no fue detectado por Nieminen que insistía en comenzar los peloteos por el lado del revés y luego cambiar al drive cuando debiera haber hecho lo contrario y no en forma tan lineal. Creo que estos profesionales deben saber que al Bailarín del Gualeguaychú, le molesta el juego alto y largo respondiendo en forma más relajada cuando le plantean el juego bajo y fuerte. Pero esto no fue intuído por el coach de Nieminen, Joachim Nistroem ni por el jugador que seguió empecinado en ganarle los peloteos sobre el reves jugando a gran velocidad que es cuando el de Unquillo se siente más cómodo. Al parecer al finlandes tampoco le dijeron que cuando se está dos metros detrás de la linea del fleje no es conveniente tirar drop shots ya que por lo general o quedan en la red o largos facilitando la tarea del rival. Digo esto porque Nieminen hizo esto varias veces. Es cierto como dicen los periodistas argentinos que Nieminen corrió mucho, pero lejos estuvo de mostrar inteligencia y juego, salvo algunos drives explosivos. Su revés fue aprovechado por el inteligente jugador argentino que a pesar de fallar mucho con su drive en los momentos importantes se las arregló para salir airoso de este compromiso.
Se abren interrogantes acerca de cómo se desempeñará en el Abierto Australiano jugando a cinco sets, contra jugadores de mejor nivel y bajo altas temperaturas.
No es un triunfo para hacer el ruido que la prensa argentina acostumbra a hacer cuando el Bailarín de Gualeguaychú gana alguno de estos torneos.
Nalbandian ganó su décimo torneo, los que estamos en el tenis esperamos que gane, tal como se propuso el año pasado y no pudo lograr, un Grand Slam.
Al parecer, de esta propuesta el Bailarín de Gualeguaychú está lejos por ahora.
Párrafo aparte merece el gesto del tenista argentino cuando le fuera entregado el premio por quizá uno de los mejores jugadores australianos de todos los tiempos, el inolvidable Ken Rosewall, ganador de todos los Grand Slam menos Wimbledon donde perdió cuatro finales.
El anunciante informó que el premio al campeón sería entregado por Ken Rosewall a lo que El Bailarín de Gualeguaychú respondió despectivamente.
Seguramente no sabía quién le estaba entregando el premio, porque si lo sabía es lamentable la forma en que actuó.
Estos muchachos tan dotados para jugar al tenis deberían aprender un poco de historia del tenis que no empezó con ellos, ni con Vilas, ni con Federer sino mucho antes y siempre hubo grandes jugadores de los cuales hubo muchos como el Gran Roger Federer aprendieron, aprenden y aprenderán.
Alejandro Olmedo Zumarán.