Durante los últimos 26 años de democracia la Argentina ha vivido situaciones dramáticas de las que pudo salir.
En 1989 luego de uno de los períodos más trágicos que hayamos vivido donde la inflación superó el mil por ciento, no había alimentos ni electricidad la moneda se devaluaba por segundo y con el consiguiente renunciamiento del presidente Alfonsín reemplazado seis meses antes en su cargo por Carlos Menem nuestro país encaró una recuperación a través de un plan que tuvo éxito en el corto plazo.
Luego, cuando se tuvieron que aplicar políticas de fondo sobre las ya implementadas se abrieron las compuertas para la corrupción y el amiguismo.
Todo terminó para aquel gobierno en 1999 cuando asumió Fernando de la Rúa. Hasta ese momento, luego de la recuperación democrática, un gobierno había finalizado su mandato y otro no, salvo con Menem que cubrió dos períodos gracias al nefasto Pacto de Olivos. Pacto firmado entre éste y Alfonsín que al día de hoy todos los argentinos padecemos.
El gobierno aliancista duró muy poco y al igual que el de Alfonsín no finalizó su período, se lo atribuyó a la existencia de un golpe cívico-institucional.
La realidad fue que la Argentina tuvo cinco presidentes en una semana y nuevamente cayó en otra grave crisis económica, social e institucional.
A pesar de todo, nuevamente la Argentina de la mano de Eduardo Duhalde y Roberto Lavagna pudo reinsertarse y salir adelante. Luego de la muerte de dos activistas Duhalde no pudo terminar su mandato y convocó a elecciones adelantadas apoyando la candidatura de Néstor Kirchner, producto de su rencor irrefrenable hacia Menem.
Luego de aprovechar la faena de Duhalde-Lavagna y dejarse llevar por el viento de cola, el gobierno de Kirchner tuvo una brisa de verano que develó un supuesto éxito.
Muchos comprendimos que la brisa era el preludio de una tormenta cuyos torbellinos, en la actualidad, nos acechan amenazantes pudiendo destruirlo todo.
Tengamos en claro que de esta gente no debemos esperar renuncias anticipadas o huidas en helicópteros. Están más cerca del capitán que decide hundirse con el barco, aunque vale la pena aclarar que en el caso que citamos el capitán no tuvo ninguna responsabilidad con el hundimiento. No podemos decir lo mismo de esta gestión.
Argentina ha agotado para salir de las distintas crisis ocurridas en los últimos 26 años todo el stock de parches.
¿Cómo salir entonces de ésta mega crisis, quizás la peor de todas?
Nunca antes la Argentina había enfrentado la destrucción del Poder Judicial, del Poder Legislativo y de todas las instituciones que son esenciales en un sistema democrático.
El sistema educativo es nulo y los establecimientos escolares son manejados por los alumnos. Circular por el territorio de la Nación es tortuoso, las fuerzas del orden tienen vedado intervenir, los edificios públicos carecen de vigilancia oficial, la mayoría de los teléfonos de opositores y oficialistas están “pinchados”.
Una exhibición de tenis entre dos de las mejores mujeres del mundo fue suspendida por la baja del esponsor. La exhibición igualmente se realizará en Brasil y Chile. Son países serios en los cuales se puede confiar. No acontece lo mismo en la Argentina. Aquí no vendrán porque consideran el riesgo y no desean exponerse.
Todo lo que haga este gobierno es perjudicial para la república, no hay excepción.
Ahora se anuncia un nuevo bono mediante el cual se emitirá deuda a pagar en 2033. Mientras tanto el dinero que se recaude por la colocación de estos bonos será manejado por este gobierno con miras al proyecto 2011. Seguramente así como ha ocurrido con los fondos santacruceños, los fondos de las AFJP, estos desapareceran y todos sabremos en qué serán invertidos, K 2011 es la respuesta.
A todo esto hay que agregarle la última asociación del gobierno con los grupos de choque financiados por quienes trabajamos.
Reclutan a miles de personas proclives a ser víctimas de una vil extorsión a cambio de dádivas miserables asignadas por los punteros que manejan a estos grupos de choque, punteros que estan subsidiados por el oficialismo, a quienes se les da millones de pesos para construir viviendas y nadie sabe en qué condiciones, cómo y cuáles son los números reales de todo este negociado.
¿Por qué no hacerlo bajo una licitación pública con empresas que se presenten en forma transparente para realizar las viviendas y que la adjudicataria sea sometida a un férreo control sobre los gastos, la calidad de los materiales y que la entrega de los títulos sea retenida por los verdaderos beneficiarios y no por los punteros que obligan a éstos a hacer lo que ellos les exijan?
No habrá Plan Primavera, Plan Austral o Ley de Convertibilidad que se pueda aplicar para salvar a la Argentina, donde todo está destruido, corrompido y devastado.
Mientras los destructores en el poder, siguen hablando de la distribución de la riqueza, del modelo, de la mesa de los argentinos, de los planes trabajar y Argentina Trabaja, la mesa está vacía. Cada vez mas argentinos se convierten en punteros y piqueteros ante la falta de oportunidades, encontrandonos hoy con una tercera generación que no sabe lo que es trabajo.
Salir de esta crisis será una tarea que demandara sacrificios y carencias. Para comenzar a pensar en cambiar esta tragedia, para lanzarnos a la reconstrucción de la Patria, todos los que han propiciado tamaña destrucción, deben ser excluidos de las funciones de gobierno para ser juzgados como infames y viles traidores.
Solo asi lograremos volver a conformar un Pais serio, responsable y creíble en el concierto de las naciones que aspiran a mejorar cada dia la calidad de la vida de sus habitantes.
Alejandro Olmedo Zumarán.